Para esta administración, Avancemos con seguridad, uno de los más importantes eslabones de su proyección hacia el futuro es el ser humano y todas las dimensiones que abarca, específicamente en su relación con sus conciudadanos, con el medio ambiente, con la cultura, con la economía y con el mundo.
En los tiempos actuales, el mundo está pasando por una de sus más agudas crisis de toda su historia, una pandemia que está cambiando la forma de concebir el lugar en que habitamos, y como yarumaleños no podemos ser inferiores a este gran reto que nos impone el destino y del cual debemos salir airosos, teniendo como primera premisa la protección de los derechos fundamentales y el propiciar espacios tendientes a ello, en la zona rural y en la urbana.
Pero, primero que todo, hay que decir que Yarumal es un municipio colombiano ubicado en un costado de la cordillera occidental de los Andes antioqueños, y en la vía que conecta a Medellín con la Costa Atlántica. Su vocación comercial y agrícola lo ha hecho acreedor al título de capital del norte antioqueño. Fue creado en la época de la colonia española, cuando fungía como gobernador de Antioquia Juan Antonio Mon y Velarde, quien ordenó a Pedro Rodríguez de Zea con el apoyo de Francisco de Leonín de Estrada y de otros colonizadores fundarla el 29 de marzo de 1787. Su erección civil tuvo lugar en el año de 1821.
Desde sus primeros tiempos, su vocación minera y agrícola comenzó a granjearle un porvenir comercial, social y cultural de resonancia regional, convirtiéndolo en pocos años en despensa de servicios y de productos en todo el departamento.
En sus breñas han nacido personales de renombre nacional, entre ellos Epifanio Mejía, autor del Himno Antioqueño; Francisco Antonio Cano, ilustre pintor y escultor, cuyas obras adornan reconocidos parques, museos y lugares públicos del suelo patrio; padre Marianito, primer beato no mártir del país; contraalmirante Rubén Piedrahita Arango, expresidente de la república quien hizo parte de la Junta Militar de Gobierno y fue considerado un civilista; Gil J. Gil, quien recibió el mote de Bisturí de Oro, por las cirugías que realizó con éxito en Antioquia; Juan Crisóstomo –Toto- Ramírez Rivera, ilustre militar y contertulio de la afamada Gruta Simbólica al lado de Julio Flórez, Clímaco Soto Borda, Federico Rivas Frade y otros intelectuales; Benjamín de la Calle, fotógrafo que retrató la vida de Antioquia a comienzos del siglo XX; Rosenda Torres Villareal, pedagoga, que fue la primera mujer en ocupar un cargo de importancia en el Ministerio de la Instrucción Pública –hoy de Educación- y, Solina Gallego Fernández, quien fundó los Karla Cristina, instituciones para niños de escasos recursos, modelo en Colombia.